martes, 31 de agosto de 2010

Virgen María en La Sallette, Francia.



La pequeña aldea de La Salette se encuentra en los Alpes, a unos 1.800 m. de altitud, en el sureste de Francia, cerca de la ciudad de Grenoble.
Estamos a mediados del siglo XIX, en el mes de septiembre y dos pastores, Melania Calvat, que el 7 de noviembre cumpliría 15 años y Massimino Giraud, de 11 años, se habían conocido por casualidad el día anterior en los pastizales de las laderas del monte Planeau, en las cercanías de la localidad de Corps.
Ese día, sábado 19 de septiembre 1846, el chico sustituía a otro pastor. Habían llevado a los animales a pastar más allá del torrente Sesia, a 2.213 m. de altitud.
De improviso apareció una esfera de luz, un globo de fuego parecido al sol. Con temor y cautela los chicos se acercaron a la esfera en la que apareció una bella Señora sentada, con el rostro entre las manos y los codos sobre las rodillas... parecía muy triste.
La Bella Señora
alzó la cabeza y miró con dulzura a los dos jovencitos. Se puso de pie y les dijo en su idioma: “Acercaros, hijos míos, no tengáis miedo, estoy aquí para daros una gran noticia”.
Era alta y emanaba luz. Estaba vestida como las mujeres de la región: falda larga, un delantal a la cintura, pañuelo cruzado, un chall y la cofia. Una larga cadena descendía por su pecho, tenía colgado un crucifijo tan real que parecía que estaba vivo; con un martillo a un lado y al otro unas tenazas. Una luz dorada, en forma de corona, estaba posada sobre su cabeza.
Entre sollozos y llanto la bella Señora empezó a hablar...: “¡Hace tanto tiempo que sufro por vosotros!...Si mi pueblo no quiere someterse, me veo obligada a dejar libre el brazo de mi Hijo. Es tan fuerte y tan pesado que no puedo sostenerlo más”...
La señora siguió llorando durante todo el tiempo de la conversación, hablando a los dos pastorcitos en francés, en el dialecto de los jovencitos; a veces oían los dos, a veces solo Melania.
Después del largo mensaje, la bella Señora concluyó diciendo: “Bien, hijos míos, hacedlo saber a todo mi pueblo”. Después volvió a desplazarse hacia arriba, repitiendo: “Venga hijos míos, hacedlo conocer a todo mi pueblo”.
Al llegar a la cima, primero se elevó del suelo unos metros, luego se desvaneció lentamente en su misma luz, dejando atónitos a los pastorcitos que al no comprender quien era dijeron: “Quizás era una gran santa... Si lo hubiésemos sabido le habríamos pedido que nos llevara con ella”.
Según las recomendaciones de la Bella Señora el mensaje que había confiado a los dos pequeños videntes debía ser revelado solo en 1858, 12 años después de la aparición. En efecto era Melania la que tenía el mensaje completo. Massimino había recibido un mensaje más breve en el que de todas formas estaban presentes todos los temas desarrollados más detalladamente en el texto confiado a Melania.
En 1851 los chicos redactaron un breve relato en un sobre cerrado y sellado que fue entregado al Papa. En agosto del 1853 Melania escribió un memorial sintético, sin exponer abiertamente el secreto.
Al fin llegó el 1858, Melania se encontraba en Darlington, como monja carmelita de clausura. Para cumplir con su cometido redactó el texto integral de su secreto y se lo envió al Papa Pio IX, pero nunca se supo nada más. Desesperada, pero obstinada en el cometido que tenía que cumplir y no pudiendo salir de la clausura, tiró por la ventana del convento hojas de papel donde había escrito que la habían encerrado en contra de su voluntad. La dejaron salir del Carmelo y fue a ver a su madre en Marsella. Aquí escribió el texto, pero le fue imposible publicarlo porque Napoleón III estaba en la cúspide de su poder y de su gloria y las claras alusiones del secreto sobre su ambigüedad y su fin, habrían creado un escándalo. Entonces fue a Italia, primero a Castellammare di Stabia, después a Roma y por último a Sicilia.
Finalmente, en 1879, el obispo de Lecce, monseñor Luigi Salvatore Zola, confesor y confidente de la vidente, dio el imprimatur para la publicación del opúsculo, 39 páginas en total, 11 de las cuales contenían el mensaje. El título era “LA APARICION DE LA SANTISIMA VIRGEN EN EL MONTE DE LA SALETTE EL 19 DE SEPTIEMBRE 1846.






Estas son las partes relevantes del mensaje confiado a Melania:

Melania, lo que voy a decirte ahora no será siempre un secreto; puedes hacerlo público en 1858. Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes, por sus vidas malvadas, por sus irreverencias y su impiedad en la celebración de los Santos Misterios, por su amor al dinero, su amor a los honores y los placeres, los sacerdotes se han convertido en cloacas de impureza..... ¡Ay de los sacerdotes y de las personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y su vida malvada crucifican de nuevo a mi Hijo!

¡Ay de los habitantes de la Tierra!...

¡Ay de los príncipes de la Iglesia que sólo se ocupan de acumular riquezas sobre riquezas, de salvaguardar su autoridad y de dominar con orgullo!".

...la Iglesia pasará por una horrorosa crisis...

...cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. ... pisoteados serán todo orden y toda justicia; no se verá más que homicidios, odio, envidia, mentira y discordia, sin amor por la patria ni por la familia.

...Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo proyecto, que será el de abolir y hacer desaparecer todos los principios religiosos, para dar lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios...

...el demonio empleará toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas, a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes y la pasión por los placeres carnales serán difundidos por toda la Tierra

...hasta en las casas habrá muerte y matanzas mutuas".



Por lo tanto la Virgen anuncia grandes cambios en Italia, Francia y Europa y la llegada de un periodo de gobiernos antirreligiosos y anticlericales al servicio de valores diabólicos en un periodo de sufrimientos materiales y espirituales.

“...Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia y buscará mi ayuda y Mi intercesión. Entonces, por un acto de Su justicia y de Su misericordia infinita para con los justos, Jesucristo ordenará a Sus ángeles que den muerte a todos Sus enemigos...”


La profecía revela además que habrá un nuevo equilibrio político donde quien reinará llevará la paz, bienestar y valores espirituales; pero el bienestar material hará olvidar los viejos problemas y los hombres volverán a recaer en los vicios y en el materialismo; habrá nuevas enfermedades y calamidades. Una nueva gran guerra...

...habrá guerras, hasta la última que la harán los diez reyes del anticristo, los cuales tendrán todos, un mismo plan, y serán los únicos que gobernarán al mundo...

...Será en ese tiempo cuando nacerá el Anticristo... El tendrá hermanos que, si bien no sean demonios encarnados como él, serán hijos del mal.

Las estaciones cambiarán, la tierra no producirá más que frutos amargos; los astros cambiarán su movimiento regular, la Luna no reflejará más que una pálida luz rosácea. El agua y el fuego provocarán un movimiento convulsivo a la Tierra y horribles terremotos engullirán montañas, ciudades. Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo...

Dios cuidará a Sus fieles servidores y a los hombres de buena voluntad...

La Virgen llama a reunirse a todos Sus fieles y a los verdaderos imitadores de Cristo...

... En fin yo llamo a los apóstoles de los últimos tiempos, a los discípulos de Jesús-Cristo que han vivido en el desprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos para el mundo. Es tiempo de que salgan a iluminar la Tierra. Id y mostraros como mis hijos dilectos... Que vuestro celo os haga como hambrientos de la gloria y el honor de Jesucristo.

¡Combatid, hijos de la Luz, vosotros, pequeño núcleo que ve! He aquí que llega el tiempo de los tiempos y el fin de todo... La Iglesia será eclipsada, el mundo quedará consternado. Pero he aquí que Enoch y Elías, llenos del Espíritu de Dios, predicarán con la fuerza de Dios y los hombres de buena voluntad creerán en Dios y muchas almas serán consoladas. Harán grandes prodigios por la virtud del Espíritu Santo y condenarán los errores diabólicos del Anticristo...

Habrá guerras espantosas, hambre, peste y enfermedades contagiosas;...terremotos que engullirán a las naciones; los hombres se golpearán la cabeza contra los muros. ...¿Quién podrá vivir si Dios no disminuirá el tiempo de la prueba? Por la sangre, las lágrimas y las oraciones de los justos Dios se dejará aplacar. Enoch y Elías serán muertos. Roma pagana desaparecerá, caerá fuego del cielo y destruirá tres ciudades; el universo entero estará preso del terror, y muchos se dejarán seducir por no haber adorado al verdadero Cristo, viviente entre ellos. Ha llegado el tiempo. El sol se oscurece, solo la Fe vivirá.


“Ha llegado el tiempo. El abismo se abre. He aquí el rey de las tinieblas.

Aquí está la bestia con sus súbditos, llamándose el salvador del mundo. Se elevará con orgullo por los aires para subir hasta el Cielo. Será sofocado por el soplo de San Miguel Arcángel. Caerá y la Tierra, que llevará tres días en continuas evoluciones, abrirá su seno lleno de fuego. Será hundido para siempre, con todos los suyos, en los abismos eternos del infierno. Entonces el agua y el fuego purificarán la Tierra y consumirán todas las obras del orgullo de los hombres y todo será renovado. Dios será servido y glorificado.»

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